El pasado viernes 29 de noviembre tuvimos la suerte de coordinar, junto con ADRISS (Asociación para el Desarrollo Rural Integral de las Sierras de Salamanca), y participar como ponentes, una jornada bajo el título «Actuaciones & Alternativas de Gestión para la Prevención de Incendios Forestales«.
Nuestra ponencia se centró, a modo de introducción para con los demás ponentes, en la problemática de este fenómeno que, como profesionales y ciudadanos, nos interesa y nos preocupa.
Uno de los debates que siempre se produce cuando hablamos de incendios forestales es la dualidad entre prevención frente a extinción y a modo de ejercicio nos propusimos buscar noticias de los últimos 20 años que hablaran sobre incendios forestales y, todas las encontrada y leídas, llegaban a la misma conclusión… es necesario prevenir.
Entonces la pregunta que nos surge es inmediata: si todos los medios de comunicación consultados -os podemos decir que son muchos y de muy diferente línea editorial- están de acuerdo en que es necesario invertir más en prevención que en extinción… ¿por qué los presupuestos de las administraciones se centran más la extinción? España dedica unos 1.300 millones de euros en incendios forestales de los cuales 1.001 se dedican a labores de extinción y 299 a labores de prevención -datos tomados del informe de WWF «Arde el Mediterráneo»- muy por delante de los países de nuestro entorno (Portugal dedica 100 millones de euros, Grecia 250 millones de euros y Turquía, por ejemplo, 140 millones de euros).
Es una buena pregunta que cuesta responder… o no y de la que sólo nos queda decir que nosotros, como técnicos, creemos en que «los incendios forestales no se apagan con más medios sino con más gestión del medio«. Y en esa estamos y esta era el objetivo de la jornada: presentar alternativas para la prevención de incendios forestales como puede ser la realización de tratamientos selvícolas concretos en aquellos puntos o zonas de mayor riesgo; utilización de ganado caprino como mantenimiento de áreas cortafuegos; planificación del territorio en un medio comarcal o la plantación de cultivos tradicionales como el castaño en zonas limítrofes a los municipios que, dadas sus características, permiten mantener zonas gestionadas y rentables donde el impacto del fuego sea reducido o, directamente, no exista.
Volviendo a nuestra ponencia nos centramos en introducir esta problemática haciendo mención a la estadística que se encarga de generar y publicar el ministerio, en concreto, hicimos referencia al periodo comprendido entre el 1 de enero y 31 de octubre de este año 2019 (entre paréntesis mostramos los datos para la media de los últimos 10 años):
- 10.662 siniestros (11.626)
- 7.118 conatos (7.752)
- 3.530 más de una hectárea (3.851)
- 14 grandes incendios (23)
- 81.194,47 ha de superficie forestal afectada (94.190,22 ha)
Estos datos, muestran una realidad preocupante… ¿por qué? Porque en ambos casos se trata de una información que muestra un número elevadísimo de siniestros. Tanto en número como en superficie afectada. Es decir, como pensábamos y escribimos al inicio del verano, allá por el 26 de junio de 2019, se ha confirmado que este año ha sido un mal verano. Y seguimos pensando igual que en otras ocasiones… «esta información nos debe hacer reflexionar sobre implicarse en políticas activas de prevención tanto desde el punto de vista forestal, con prácticas selvícolas adecuadas en los montes, como en actividades de educación ambiental a todos los niveles. En este sentido, podemos discutir si añadir el término ambiental es adecuado, término que en este caso, creemos, sí sería adecuado, para luego entrar en el debate de si la población en las zonas rurales está envejecida, si el monte no se aprovecha, etc. Todas ellas verdad pero, independientemente de estos aspectos, las personas que, por negligencia o intención, provocan la quema del monte creemos que se fundamenta en un problema de respeto y es aquí donde la educación (ambiental) entra en juego.»
Con todo esto no queremos decir que los dispositivos de extinción no sean necesarios, todo lo contrario, son totalmente necesarios, porque incendios siempre se van a producir pero el problema es necesario enfocarlo de otra manera para paliar y reducir el número de incendios y no esperar que una primavera lluviosa o un verano atípico en cuanto a temperaturas y humedad, reduzca la superficie arrasada por el fuego porque entonces, será el azar quien determine el éxito o el fracaso de la política de incendios de cada año y, esto, ni es adecuado, ni aceptable, ni bueno.
Pero seguimos con la jornada. Uno de los aspectos que más se destacó en la jornada, en varias de las ponencias, fue uno de los principales problemas a los que tenemos que hacer frente como gestores… el abandono rural o la España vaciada que tanto gusta decir ahora -a nosotros nos gustaría decir la España de la Falta de Oportunidades- pero este es otro tema. El abandono rural provoca muchos de los males que afectan al sector forestal y, por tanto, a los incendios forestales: envejecimiento de la población, minifundismo, falta de gestión, etc. Es aquí donde debemos, como sociedad, aunar esfuerzos para conseguir entre todos que el medio rural no se abandone puesto que son las personas que habitan en nuestros pueblos los que deben y tienen que vivir de ellos y, sobre esto indirectamente, es sobre lo que se centraron las ponencias… ¿qué alternativas hay para prevenir incendios?
La segunda ponencia, tras la nuestra, se centró en la «utilización de ganado caprino como herramienta silvopastoral para el mantenimiento de las áreas cortafuegos existentes. Son varios los aspectos a los que hay que hacer frente para poner un rebaño de cabras en zonas rurales como son los corrales y cerramientos necesarios para un correcto manejo del ganado, las infraestructuras para mejorar la calidad de vida del ganadero, preparar las zonas con alta densidad de vegetación, tener abastecimiento de agua para el ganado y para el ganadero y mejorar los accesos a las zonas habilitadas de este tipo de proyectos. Económicamente, y comparado con otros métodos de gestión de la vegetación, el coste por hectárea de este sistema los estableció en 25 €/ha que, en comparación con otros métodos de desbroce, es una cantidad muy alentadora puesto que el desbroce mecánico se establece en 100 €/ha y el desbroce manual puede fijarse en 500 €/ha. En definitiva, se trata de un método alternativo viable una vez superados los problemas de logística y de personal que implica al ganadero en la gestión y defensa del monte, crea y mantiene empleo en los entornos rurales (directo e indirecto) y puede evitar grandes incendios garantizando el mantenimiento de las áreas de defensa ya establecidas.
En la tercera ponencia contamos con la presencia de uno de los técnicos del Proyecto Mosaico. Este proyecto coordinado por la Universidad de Extremadura con fondos de la Junta de Extremadura y la Unión Europea se inició tras el incendio ocurrido en la Sierra de Gata en el año 2015 donde ardieron más de 7.000 hectáreas. La idea es sencilla: generar las sinergias necesarias y oportunas para que exista una participación ciudadana de las zonas rurales y apuesten por realizar actividades económicas de cualquier naturaleza que, indirectamente, permita una gestión forestal multifuncional y, en relación a los incendios forestales, realicen lo que han denominado «cultivos cortafuegos». En este contexto, desde el inicio del proyecto, el número de iniciativas se ha centrado fundamentalmente en el ámbito ganadero, pero existen muchas otras como las agrícolas o forestales, incluso iniciativas mixtas que atañen a varias disciplinas. Actualmente se están ejecutando y, son casos de éxito, varias iniciativas de producción de castaña de fruto, resinación del pino resinero o producción de arándanos. Por tanto, es un proyecto exportable que necesita de la implicación de la administración regional y cuyo objetivo, no podemos olvidarlo, es la reducción del riesgo de incendios forestales desde la raíz… la despoblación del medio rural.
Tras parar a comer, por la tarde, contamos con la participación de un técnico de la Sociedad Viverística de Extremadura Agrocastanea. Con el título… «El castaño. Un cultivo tradicional con mucho futuro en la Sierra de Francia«, esta ponencia, se centró en las posibilidades que ofrece la Comarca Medioambiental de La Alberca y sus alrededores para potenciar el cultivo del castaño. La multitud de variedades existentes de este fruto, los requerimientos que precisan para su cultivo, las producciones que generan, así como el análisis económico para la implantación de este tipo de plantaciones son los aspectos que comentó durante su ponencia. En un ámbito mundial la demanda de castaña es creciente y, por tanto, con muchas posibilidades de éxito y rentabilidad además de cómo se indicaron en las ponencias anteriores, como beneficios indirectos, permiten la creación de estructuras de paisaje más resilientes ante los incendios forestales.
La última ponencia la realizó un joven agricultor de la zona, explicando sus experiencias como propietario de cultivos agro-forestales. Con el título… «Cultivos Agroforestales: redescubrir el cultivo del bosque» explicó los trabajos realizados en varias parcelas abandonadas donde está cultivando actualmente nogal, avellano, fresno y castaño, fundamentalmente, para producción de fruto. Los trabajos que ha realizado en los últimos años en estas parcelas se han centrado en primer lugar en mejorar la fertilidad del suelo para lo cual toda la biomasa existente en ellas no las ha eliminado, sino que tras su «recolección» las ha dejado en ellas para que su descomposición mejore las propiedades físico-químicas del suelo lo que conllevará unas mejoras muy significativas de las producciones indicadas.
Estos trabajos permiten indirectamente combatir el fuego por los motivos ya indicados, así como reducir y mejorar aspectos como la erosión. En definitiva, se trata de una experiencia contada en primera persona por un emprendedor que cree en la agroforestería, también denominada, agrosilvicultura, es decir, un sistema de producción mixta, que integre árboles, ganado y pastos en una misma unidad productiva, siempre con la idea de mantener un sistema ecológicamente sostenible tanto en tiempo como en espacio y orientado a mejorar la productividad de las tierras.
Por último, uno de los aspectos que nosotros pusimos encima de la mesa es el marco legal en el que nos movemos. Este aspecto creemos que es importante tenerlo presente puesto que, entre otros agentes, la jornada iba dirigida a los alcaldes representantes de los municipios de la Mancomunidad Sierra de Francia. En este sentido, diferenciamos dos marcos normativos que confluyen hacia una misma idea… Por un lado, la Ley de Montes y todas las normas que derivan de ella, y en la que destacamos dos artículos principalmente:
Artículo 87.- Medidas Preventivas
- Los propietarios de los montes estarán obligados a realizar, o a permitir realizar a la consejería competente en materia de montes, las medidas de prevención de incendios forestales que sean acordadas por ésta.
- La consejería competente en materia de montes podrá acordar medidas preventivas de incendios forestales en los terrenos situados a menos de 400 metros de los montes.
Artículo 88 -Zonas de alto riesgo de incendio y planes de defensa-, indica:
- La consejería competente en materia de montes podrá declarar zonas de alto riesgo de incendio aquellas áreas en las que sea necesaria la adopción de medidas especiales de protección debido a la frecuencia o virulencia de los incendios forestales, la importancia de los valores amenazados u otros motivos que lo aconsejen.
- Las zonas de alto riesgo de incendio deberán disponer de un plan de defensa, cuyo contenido será al menos el determinado en el artículo 48.3 de la Ley 43/2003, de 21 de noviembre, de Montes. Los planes de defensa serán aprobados por la consejería competente en materia de montes.
Y por otro, el INFOCAL o lo que es lo mimo el Plan de Protección Civil ante Emergencias por Incendios Forestales. Este Plan establece la obligatoriedad de realizar los denominados Planes de Emergencia de Ámbito Local y Planes de Autoproteccción. En el primer caso, Plan de Emergencia de Ámbito Local, podría equipararse a lo indicado anteriormente en la Ley de Montes con los Planes de Defensa y, decíamos que lo incluimos para comentárselo a los alcaldes, porque son los Ayuntamientos que tienen que hacerse cargo de su realización y, por tanto, de la ejecución de las actuaciones indicadas en él.
Para terminar, podemos decir que la jornada fue interesante para conocer diferentes alternativas de gestión de cara a prevenir incendios forestales aunque es bueno recordar que desde las administraciones deben poner los medios y recursos necesarios para ayudar y generar políticas activas en este sentido puesto que el medio rural las necesita y, el medio urbano con ellas, para poder seguir disfrutando de un entorno forestal que tantos beneficios nos aportan a todos.