Este miércoles, día 21 de marzo, se celebra el Día Internacional de los Bosques. Son muchas las entidades, administraciones y empresas las que durante esta semana celebran este día con diferentes actividades y programas que giran en torno a los bosques y a los árboles.
Este día fue elegido en el año 2012 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objetivo de concienciar sobre la importancia de los bosques en el planeta… y este año el tema elegido se centra en las ciudades y la importancia de las zonas verdes de éstas para hacer de la vida en las urbes más saludables… ¿por qué? porque diferentes estudios de las Naciones Unidas estiman que en el año 2050 estaremos 6.000 millones de personas o lo que es lo mismo el 70% de la población mundial viviendo en ciudades. Por eso el lema de este año es…
¡Vivamos en ciudades más verdes, saludables y felices!
Nosotros, como consultora forestal, queremos aportar nuestro pequeño granito de arena en este sentido y durante esta semana compartiremos noticias, artículos y entradas, tanto en nuestro blog como en nuestros perfiles de las redes sociales, sobre la importancia de los bosques, las masas forestales y los árboles en relación con la calidad de vida que todos estos espacios y elementos nos proporcionan.
En esta primera entrada dedicada a la semana forestal queremos recordar los beneficios que el arbolado urbano nos ofrecen a las personas que vivimos en las ciudades, tal y como se recoge en la web de las Naciones Unidas con motivo de celebración del Día Internacional de los Bosques y lo hacen como nos gusta a nosotros preguntándonos… ¿qué pueden hacer los bosques por las ciudades? Y responden a través de los beneficios que los árboles nos ofrecen a las personas ya que los árboles…
- Reducen la contaminación acústica
- Almacenan carbono reduciendo la emisión de los gases del efecto invernadero
- Mejoran el clima local ya que permiten enfriar el aire hasta un 8%
- Proporcionan frutas, frutos secos, hojas e insectos para la población local
- Son filtros naturales del aire que mejoran la atmósfera que respiramos
- Son fuente de combustible que proporcionan una energía renovable
- Proporcionan hábitat, alimento y protección a muchos animales incrementando la biodiversidad
- Generan turismo creando economías verdes dinámicas, enérgicas y prósperas
- Contribuyen a mejorar la salud mental
Para terminar no podíamos dejar la oportunidad de compartir otra vez con todos vosotros la PLEGARIA AL ÁRBOL, que según la Real Academia Española una plegaria es una “deprecación o súplica humilde y ferviente para pedir algo” y después de leer la definición tuvimos, también, que buscar deprecación que es un “ruego, súplica o petición”. Una vez comprendido que es una plegaria optamos, más que nunca, por compartirla con vosotros ya que recoge muy bien por qué los árboles son el motivo que nos dediquemos a esta profesión ya que son tantos los porqués y tan pocos los peros que no encontramos mejor opción para cerrar esta entrada y empezar esta semana que rendir un pequeño homenaje a la unidad que da sentido al monte o al bosque como es el árbol…
Tú que pasas y levantas contra mí tu brazo,
que inconsciente me zarandeas,
antes de hacerme daño mírame bien.
Yo soy el armazón de tu cuna,
la madera de tu barca,
la tabla de tu mesa,
la puerta de tu casa,
la viga que sostiene tu techo,
la cama en que descansas.
Yo soy el mango de tu herramienta,
el bastón de tu vejez,
el mástil de tus ilusiones y esperanzas.
Yo soy el fruto que te nutre y calma tu sed.
La sombra bienhechora que te cobija,
contra los ardores del sol,
el refugio bondadoso de los pájaros que alegran con sus cantos tus horas
y que limpian los campos de insectos.
Yo soy la hermosura del paisaje y el encanto de tu huerta,
la señal de la montaña,
el lindero del camino.
Yo soy el calor de tu hogar
en las noches largas y frías del invierno;
el perfume que embalsama a todas horas el aire que respiramos,
el oxigeno que vivifica tu sangre,
la salud de tu cuerpo y la alegría de tu alma,
y hasta el fin,
yo soy el ataúd que te acompaña al seno de la tierra.
Por todo eso,
tú que me miras,
tú que me plantaste por tu mano,
tú que me diste el ser y puedes llamarme hijo…
óyeme bien, mírame bien…
¡Y NO ME HAGAS DAÑO!
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